Pirineos. Revista de Ecología de Montaña 177
Enero-Diciembre, 2022, rb001
ISSN: 0373-2568, eISSN: 1988-4281

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

Marta Martínez Arnáiz

Departamento de Historia, Geografía y Comunicación, Universidad de Burgos

https://orcid.org/0000-0002-5894-4288

Molinero y Alario son autores de larga trayectoria en el estudio de los espacios rurales bajo la perspectiva múltiple y totalizadora del método geográfico. Sus análisis dominan el juego de las escalas espaciales y temporales lo que da a su trabajo el valor de la perspectiva comparada y evolutiva, que enriquece las variadas temáticas rurales que han abordado: desde la explicación de los procesos generales a los análisis locales de marcado corte regionalista e integrador, o los trabajos sectoriales relativos a productos y procesos productivos, población y poblamiento, estructura socio-económica, etc., abordados bajo enfoques diversos como el productivo, el cambio de paradigma económico, las relaciones funcionales en el territorio, las carencias laborales y la inmigración o la perspectiva de género. Es esa la “mirada geográfica” a la que alude el título; la del geógrafo que con ese bagaje integrador del conocimiento trata la multiplicidad de factores naturales, productivos, sociales, económicos y hasta perceptivos que convergen en los espacios rurales. Las potencialidades y carencias de un medio rural que es preciso definir, comprender en su trayectoria y proyectar hacia el futuro.

En este contexto, el trabajo que reseñamos es un ensayo académico de madurez, concebido como reflexión de compendio sobre la España rural o, para mejor decir, sobre los espacios rurales −en plural− como insistentemente se hace hincapié en el texto, enfatizando la naturaleza diversa de los mismos y la incorrección de la categoría única ante la diversidad vital y circunstancial que en ellos cabe discernir. Tipologías que en España van desde la dualidad rural de interior y de periferia − “la menguante frente a la creciente” −, hasta otras más afinadas −rural profundo, rural intermedio, rural periurbano−, cuya caracterización no se fundamenta solo en rangos de tamaño poblacional o umbrales de densidad sino también en la naturaleza de sus dinámicas y diversificación funcional. El estudio evolutivo de la densidad rural en España en los dos últimos siglos y los resultados de esa evolución en la dinámica de los espacios rurales (Capítulo II) ponen de manifiesto la inadaptación de un modelo de poblamiento heredado, vigente pero disfuncional y con dinámicas solapadas de población permanente y flotante que dificultan la planificación. Planteados los problemas derivados de la estructura del poblamiento, la comarca, y la jerarquización del poblamiento en torno a ella, se esgrime como marco idóneo para la organización del espacio rural en la dotación de infraestructuras y equipamientos.

Con estos puntos de partida, la frescura del relato y su fácil lectura tienen en el rigor su fundamento, pues los hechos se apoyan en datos estadísticos tratados con exquisito cuidado y respeto a las fuentes, sobre todo en el trabajo de homogeneización de bases territoriales para la realización de las evoluciones temporales. Hay, asimismo, un empeño por desbastar la asepsia matemática de datos y variables dándoles cualidad espacial y visual en representaciones cartográficas profusas a lo largo del texto y utilísimas para apoyo del discurso explicativo, tamizado, a su vez, por el conocimiento directo y cualitativo obtenido de los muchos años de trabajo de campo. Los propios autores consideran necesario detenerse de forma aclaratoria en esta aportación estadística (datos brutos y su tratamiento en índices y tasas) y cartográfica, así como en los conceptos y criterios utilizados para su tratamiento y para la caracterización del espacio rural. En este sentido, la complejidad conceptual se manifiesta en desajustes entre la realidad española y los criterios generales que emanan de Europa en relación al rango de las unidades administrativas a considerar, el tamaño poblacional y los umbrales de densidad. A ello le dedica, en consecuencia, un capítulo independiente, el tercero, bajo el epígrafe de “Paréntesis conceptual”.

Esta preocupación por el lenguaje preciso y el concepto claro, lleva al profesor Molinero a clarificar conceptos mal deslindados −como población y poblamiento− o a desmontar tópicos, matizando afirmaciones como España “vacía” o “vaciada”, que han hecho fortuna en el estilo periodístico y que conducen a una inmediatez expresiva y de juicio fundada en una simplificación excesiva e irreal de la complejidad de circunstancias y problemas que se dan cita en los espacios rurales españoles. Ello demuestra una inquietud por la consulta de todo tipo de trabajos, académicos y divulgativos, a fin de sondear la percepción actual respecto a los espacios rurales. La sombra del predominio urbano y el desconocimiento de las realidades rurales, representa una dificultad para comunicar la realidad de los territorios poco poblados y su potencialidad. De forma automática, se les atribuye falta de dinamismo, pero esto es una generalidad simplista dada la resistencia mostrada por estos espacios y por el valor de algunas iniciativas públicas y privadas. No debe asimilarse baja densidad con vacío, ni obviar en la palabra vaciada una intencionalidad que no se corresponde con la realidad. Cuando esa España, que se siente olvidada, se indigna y entra en el juego de palabras llamándose a sí misma “España vacilada”, está expresando la misma disconformidad a la que apelan los autores con sus argumentaciones ante el desconocimiento de su realidad.

El trabajo mantiene el tono positivista partiendo de la realidad actual de la España rural, interior y periférica, como una consecuencia del proceso modernizador, del cambio de paradigma económico y de la reorganización espacial de población y funciones con acumulación en los espacios urbanos. En los espacios rurales, a las funciones productivas tradicionales (producción de alimentos y materias primas) se añaden otras de nuevo corte que estimulan la plurifuncionalidad y alientan el desarrollo rural en el seno de esa pretendida nueva complejidad. Una visión crítica -“pseudoplurifuncionalidad” será el término empleado−, y en perspectiva temporal sobre todos estos aspectos, se vierte en el capítulo IV, para reforzar la idea de que se ha pasado de “un espacio rural básicamente agrario, a un espacio rural dual y diverso, en el que lo agrario predomina en términos de superficie, pero es marginal en términos de contenido económico y social”. Lo que los autores identifican como el cambio secuencial de paradigmas del desarrollo rural, desde el primero −la agricultura tradicional sostenida por una sociedad rural mayoritaria− hasta el cuarto −el desarrollo rural alternativo al agrario como clave del resurgimiento rural−, pasando por los intermedios de reajuste, modernización, vaciamiento y dinámicas negativas. Ello supone un cambio en la consideración de los factores favorables al desarrollo rural, con especial importancia, entre otros, de los factores físicos, específicamente tratados en el capítulo V. Tradicionalmente condicionantes de la vocación agraria, los factores físicos son hoy valorados también por otros aspectos relacionados con la calidad paisajística y ambiental, reconociendo al espacio rural y a las actividades agrarias valores ecosistémicos importantes.

El cambio de valores corre parejo al cambio de funciones o, en verdad, a su diversificación, si consideramos, con justicia, la importancia de lo agrario como una función medular del mundo rural a pesar de su pérdida de peso específico en el cómputo económico y poblacional de las sociedades urbanas desarrolladas. Una visión evolutiva del peso de lo agrario, de la evolución de la actividad y de la emergencia de nuevas actividades y funciones en los espacios rurales se aborda en el capítulo VI, con alusión a los conflictos que genera la confluencia de intereses y la forma de entender el espacio rural por los distintos agentes que lo habitan, utilizan o tienen capacidad decisoria y legislativa sobre él. Entre esas actividades, con reflejo en la composición laboral del empleo rural, se pone el foco en el papel y trayectoria de la industria rural en sus distintas ramas, en el reciente y espectacular avance de la producción energética vinculada al impulso de las energías renovables −biodiesel, eólica y solar−, muy demandantes de territorio para su implantación, y en el turismo y la segunda residencia como reflejo de la expansión urbana sobre el medio rural. También son objeto de atención la proliferación de actividades consideradas indeseables por la población local (macrogranjas, apertura de minas, almacenaje y gestión de residuos, etc.) por lo que suponen de oportunidad para los promotores −con alcaldías favorables a la entrada de ingresos y creación de puestos de trabajo− y de rechazo para los habitantes en espacios de baja densidad y escaso poder de reacción. Lejos del discurso mediático o simplificado, los autores se empeñan en matizar los pros y los contras de todas estas actividades desde su perspectiva y saber, tratando incluso de dar la vuelta a razonamientos de rechazo muy asentados.

En este contexto de complejidad creciente, las políticas de desarrollo rural emanadas de Europa han evolucionado adaptándose a los nuevos retos que encaran los espacios rurales, entre ellos el demográfico y el consecuente vaciamiento territorial, con especial incidencia en el rural interior de nuestro país. El análisis evolutivo de la entidad de estas políticas, su dotación económica y los cambios de orientación que las animan se abordan en el capítulo final, abriendo el foco desde el contexto general de la UE hasta el específico español. Al cambio demográfico se unen otros temas candentes como la conectividad, la transformación digital, los bajos niveles de renta, el acceso limitado a los servicios, los posibles efectos del cambio climático, etc. Los autores se muestran críticos cuando reflexionan sobre las condiciones necesarias para el cambio rural. Medir esfuerzos y tener claras las metas parece ser el punto de partida de su discurso si lo que se pondera es la funcionalidad de las medidas. En el rural profundo, regresivo y estancado, “¿Es reversible la actual situación?, se preguntan con espíritu crítico. Y se argumenta, con datos y ejemplos concretos, las limitaciones de la política rural para contener o revertir las tendencias regresivas y el abandono, incluso de los agricultores subsidiados por las PAC y otros muchos profesionales que, trabajando en el medio rural, toman la decisión de establecer su residencia en las ciudades. Porque si bien las ayudas y las inversiones de toda índole “constituyen realmente la palanca que puede levantar y cambiar el deprimido tono demográfico y económico de la España rural interior”, estas parecen no ser suficientes ante una sociedad y sus gestores dominados por una mentalidad mayoritariamente urbana, bastante alejada de la realidad rural, insensible a sus especificidades y problemas y poco proclive, en general, al estilo de vida rural. En este sentido, el trabajo destaca el importante maná económico y potencial dinamizador que pueden suponer algunas iniciativas políticas como el Plan de Medidas ante el Reto Demográfico del MITECO o el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España.

El texto se enriquece en esta parte con la contribución de la profesora Milagros Alario, autora de dos apartados que competen a su especialidad investigadora: la inmigración en el ámbito rural y la decisiva contribución de las mujeres rurales al desarrollo de los espacios rurales y al sostenimiento del tejido social. Inmigración en sus dos versiones: de carácter económico y con demanda, pues hay trabajo que cubrir en el medio rural, y los llamados neorrurales, llegados con escasez desde los ámbitos urbanos para un cambio de estilo de vida, con todas las dificultades que el establecimiento e integración de todos estos inmigrados conlleva, entre ellas la disponibilidad de vivienda. También desde la dificultad se analiza la situación de inserción laboral de las mujeres rurales y el escaso atractivo que el mundo rural despliega sobre ellas, por más que no falten ejemplos exitosos, aquí señalados, de emprendimiento femenino, muchos de ellos auspiciados por los programas de desarrollo rural LEADER y PRODER.

Efectuado el análisis de la dualidad de la España rural y la regresión demográfica y económica de la interior, los autores vierten sus conclusiones desde una doble perspectiva: por un lado, las disfunciones y debilidades del mundo rural; por otro, sus fortalezas y posibilidades de futuro. Pues los problemas no son estrictamente de densidad sino de organización territorial, afirman esgrimiendo la comarcalización funcional −con centros de servicios bien dotados− como baza inevitable para la corrección de la disfuncional estructura territorial actual, aunque ni siquiera ello parezca suficiente si no se considera en la ecuación la variable de las “mentalidades”. Entre las fortalezas, los autores apelan al más elemental sentido común en la movilización de los recursos para la promoción de actividades punteras, dotación de infraestructuras e iniciativas empresariales verdaderamente alineadas con la verdad social y productiva de estos espacios, priorizando las agrarias, forestales y medioambientales y reivindicando expresamente el papel de los Grupos de Acción Local, a los que, según su criterio, “habría que otorgar mayores capacidades de decisión y gestión”.

La obra, en suma, es un análisis profundo, con fondo académico y sólidamente documentado, pero también con una carga personal notable en cuanto a la expresión de un punto de vista crítico, sin duda autorizado por la trayectoria y gran experiencia investigadora de los autores. Su publicación en formato digital, disponible para su descarga en versión de alta calidad en la página de la editorial (http://revives.es/publicaciones/una-mirada-geografica-a-la-espana-rural-pdf-de-alta-calidad/), supone un acierto añadido para su difusión.